
La cultura occidental de la cual venimos nos enseño a observar la realidad por partes, a confundir el mapa con el territorio y a reflexionar centrados en la búsqueda de la realidad y de las verdades últimas. El saber fragmentado nos condujo a ver sólo un mundo o el otro, pero no ambas cosas a la vez. Como seres humanos no somos conscientes del dualismo que impregna nuestras vidas, que, desde la sombra, guía nuestras acciones y nos vuelve ciegos a la visión de conjunto. Aquí radica uno de los grandes desafíos del coach.