
El cambio de cultura va más allá de tener los mejores procedimientos para ser eficientes y eficaces. Es un proceso que implica reflexión, visión sistémica, análisis participativo de las brechas percibidas entre lo que existe y lo que se espera lograr, cierre de brechas consensuadas, conversaciones abiertas, competencias para retroalimentar y, en general, creencias, emociones y acciones diferentes por parte de los líderes. El propósito de este artículo es reflexionar sobre la manera de romper con modelos mentales que, si bien fueron útiles en la empresa tradicional, hoy resultan totalmente ineficaces para lograr los resultados dentro de una cultura saludable.